Las tarjetas de pago aplazado pueden parecer una excelente opción para distribuir el costo de una compra en cómodas cuotas.
Sin embargo, este tipo de tarjetas suele venir con tasas de interés elevadas y condiciones que, si no se manejan con cuidado, pueden llevarte a una espiral de deuda complicada. Para tomar una decisión informada, es esencial conocer los riesgos que conlleva su uso y cómo evitar los errores más comunes.
Qué es una tarjeta de pago aplazado y cómo funciona
A diferencia de las tarjetas de crédito tradicionales, las tarjetas de pago aplazado permiten dividir el saldo en varias cuotas mensuales, generando un gasto fijo cada mes.
Puede sonar conveniente, sobre todo si quieres tener control sobre tus gastos, pero estas tarjetas suelen tener un coste alto. De hecho, el interés medio de una tarjeta de pago aplazado puede oscilar entre el 18% y el 25% TAE, una tasa considerablemente superior a otras formas de financiación.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que muchas personas caen en la trampa de ver las cuotas mensuales como manejables sin considerar el total a pagar. Un televisor, un viaje o cualquier compra que a priori parece asequible, con los intereses de una tarjeta aplazada puede acabar costando mucho más de lo previsto.
Riesgos ocultos y cómo evitarlos
Intereses elevados y pagos interminables
El principal riesgo de las tarjetas de pago aplazado son los intereses, que pueden prolongar indefinidamente la deuda si solo se abonan las cuotas mínimas. Esto genera una “bola de nieve” que sigue creciendo a medida que pasan los meses, haciendo cada vez más complicado liquidar el saldo total.
- Trampa de las cuotas bajas: Las entidades ofrecen cuotas reducidas para que parezcan atractivas, pero esa cuota baja hace que pagues más tiempo y, en consecuencia, más intereses.
- Intereses acumulativos: El saldo pendiente genera interés cada mes, lo que puede hacer que, aunque pagues, la deuda parezca no reducirse.
Comisiones adicionales y penalizaciones
Las tarjetas de pago aplazado suelen incluir comisiones por mantenimiento, uso y, en muchos casos, cargos por retrasos en los pagos. Esto significa que, si un mes tienes un imprevisto y no puedes hacer frente al pago, podrías verte en la situación de pagar una penalización sobre una deuda ya de por sí costosa.
- Pago tardío: Retrasarse en el pago puede llevar a un aumento considerable en los intereses y a una penalización adicional.
- Costes de mantenimiento: Muchas de estas tarjetas incluyen comisiones anuales o mensuales que, sumadas al resto de gastos, encarecen aún más el total a pagar.
Consecuencias en tu salud financiera
El uso frecuente de tarjetas de pago aplazado puede afectar negativamente tu historial de crédito, algo que muchas personas no consideran hasta que es demasiado tarde.
Cuantas más tarjetas tengas, mayor es el riesgo de que tu deuda se incremente, y con ella, las dificultades para acceder a préstamos o hipotecas en el futuro.
Consejos para un uso responsable
Si decides utilizar una tarjeta de pago aplazado, aquí tienes algunos consejos para evitar que se convierta en un problema:
- Establece un límite de gasto: Utiliza la tarjeta solo para compras necesarias y evita acumular varias cuotas al mismo tiempo.
- Paga más del mínimo mensual: Hacer un esfuerzo por abonar más que el pago mínimo te ayudará a reducir el tiempo en que estás pagando la deuda.
- Compara opciones de financiación: Antes de decidirte por una tarjeta de pago aplazado, evalúa otras opciones que puedan tener menores intereses.